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Adenoma de hipófisis

¿Qué es un adenoma de hipófisis?

Es un tumor casi siempre completamente benigno, que crece en la glándula hipófisis, la cual está situada debajo del cerebro, en la base del craneo, al fondo de la fosa nasal. Son tumores, en general, de crecimiento lento pero muy frecuentes. En muchas ocasiones se detienen espontáneamente en su crecimiento, por lo que si son pequeños y no dan síntomas, la simple observación puede ser la mejor estrategia.

¿Cómo se diagnostica un adenoma de hipófisis?

Cuando un adenoma hipofisario no produce hormonas lo llamamos no funcionante, y dará síntomas solo por compresión, al alcanzar cierto tamaño. En estos casos pueden producir cefalea, alteraciones de la visión (típicamente afectando a la visión de los campos laterales) y fallos de la función hormonal normal de la glándula.

Si los adenomas producen alguna hormona (adenomas funcionantes) entonces muchas veces los síntomas iniciales suelen corresponder al exceso de esta hormona en el organismo, y causan una enfermedad endocrinológica siendo diagnosticados por este motivo.

Los análisis de sangre para medir estas hormonas, así como la resonancia magnética son las pruebas principales para diagnosticar y orientar el manejo de estos tumores.

¿Cuál es el tratamiento de un adenoma de hipófisis?

Si el hallazgo ha sido casual (incidental), la lesión no es grande y no produce ningún trastorno objetivo, la observación es la recomendación habitual.

Pero si la lesión es voluminosa, causa síntomas o demuestra crecimiento en los controles, entonces se suele aconsejar su tratamiento. En este caso, la cirugía es la primera opción en general. Solamente disponemos de un tratamiento farmacológico bastante eficaz en el caso de adenomas productores de prolactina (prolactinomas). En estos casos, los medicamentos pueden controlar bien el exceso de hormona y dismunuir el tamaño tumoral en un 75-80% de los casos. Pero en los que no responden, y en el resto de tumores funcionantes y no funcionantes, la extirpación quirúrgica del tumor es la mejor opción. Este tratamiento, si el tumor no es muy grande y no está muy extendido, puede ser curativo. En los casos en los que la extirpación completa no es posible, existen tratamientos de radioterapia que pueden estabilizar la enfermedad.

Por la localización de estos tumores al fondo de la fosa nasal, podemos utilizar esta via natural para extirparlos. Empleamos endoscopios e instrumental especial para intervenir a través de los orificios nasales de la forma menos invasiva, sin dejar ninguna huella de la intervención visible.